What a moment to be alive!

Otra vez siento la estabilidad en mi vida que buscaba desde hace tiempo. Con los ojos cerrados reflexiono y sonrío porque todo indica que al fin este sí es el lugar, y este el momento de estar aquí. Con nostalgia termino otro semestre en medio de cámaras y guiones, de Freud y Eco, de cabinas de radio y estudios de sonido, entre música y cine, entre literatura y vida. Quizás el mejor semestre de todos, con tranquilidad personal, después de aprender tanto de esa parte de mi vida.


Agradezco que desde el principio de año me haya convencido a mí misma que tenía que llevar la sonrisa puesta, tenía que decir menos, tenía que escribir más. Finalmente todo se estabilizó en mi vida. Los momentos de crisis no faltan y realmente no importa porque sin ellos, no valoraría tantas bendiciones. Un pintor argentino amigo mío justo me decía: "Anita, para pintar un nevado hay que empezar aplicando una capa de base negra para que se note la pintura blanca sobre el lienzo. Es como en la vida, vos no apreciarías los momentos felices si no existieran los oscuros."


Y no solo noté que es cierto, sino que aprendí a que no se puede ser del todo miserable. Que al final hay una luz que me acompaña en los momentos más oscuros y siempre que le aplique un fondo negro a mi pintura será para que resalte el blanco. También aprendí a dejar de rendir cuentas a quien no corresponde. Que a veces hay que dedicarse solo a existir, por más que el aquí y el ahora sean incómodos e invivibles. He aprendido a escuchar más a los demás y a decir menos. He aprendido a sentir menos y a recordar más. Incluso, "cada día iré sintiendo menos y recordando más" así como Julio Cortázar se lo inculcaba Horacio Oliveira en el mundo de las páginas de Rayuela.


 He aprendido a escuchar más a Aristóteles cuando dice que "La felicidad consiste en unir sabiamente la virtud, la contemplación y los bienes exteriores." Y entonces, cuando siento que no puedo luchar, recuerdo a Aristóteles. He dejado de ser tan materialista. La felicidad material es más palpable cuando se tiene menos y se quiere menos. Y entonces he aprendido a hacer lo que hago, no por lo que digan los demás sino para demostrarme a mí misma que puedo. Pero también he aprendido a atrapar mejor los momentos de felicidad, sin adueñarme de ellos, solo aprovechando lo que me sirve para ser feliz. Cuando Aristóteles habla de la contemplación, se refiere a apreciar las cosas sin intentar ser propietario de las mismas, porque cuando se intenta obtenerlas, se pierde el encanto. Y esto me sirve para los atardeceres, los lugares, las personas. También he aprendido a creer menos en todo. A ser menos ilusa sin dejar de soñar. He aprendido a mantener los pies en la tierra por más tiempo.




¡Y todo lo que me falta por aprender!


Pero no he cambiado mucho. Sigo siendo siendo yo. Sigo escribiendo porque eso me hace feliz. Sigo siendo tímida, impulsiva, sonriente, bromeo, me vuelvo loca, con mi sentido de humor que a veces pocos comprenden. Sigo siendo inentendible incluso para mí misma. Pero entonces aprendo de mi y de esos momentos en los que me pregunto ¡Qué diablos acabo de hacer/decir!. Sigo soñando con los pies en la tierra. Sigo escuchando tanta música como pueda, leyendo tantos libros como pueda, viendo tantas películas como pueda, escribiendo tanto como pueda. Sigo disfrutando los atardeceres a la salida de mi universidad. Sigo disfrutando la compañía de mis amigos. De los momentos a solas. Del viento en mi cara. De los conciertos. De los museos. De leer en los parques. De tomar fotos. Sigo disfrutando de ser quien soy.


Y entonces sonrío porque sé que finalmente voy buscando el camino que me conduce a quien quiero ser, a lo que quiero ser. Porque estoy disfrutando del viaje. Y porque sé que si me voy mañana, tengo el regreso seguro, sin nada más que una muerte no planeada que me lo impida. No estaré a la deriva como las otras veces, que si me iba, no sabría si volvería. Y con los ojos cerrados me invade una nostalgia disimulada de un semestre que se va. A la expectativa de uno que viene, con nada más esto, que vengo siendo yo.


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