Si no te recuerdo, ¿Por qué no te olvido?




Si pudiera cuantificar el olvido, medir su progreso diario con una regla o una balanza. Habría que  inventar algo así como un ‘olvidómetro’, aunque la verdad no sería un solo instrumento, serían muchos más, que midieran tiempo, distancia, momentos, recuerdos y la ausencia de éstos…

Aún te recuerdo a veces. Pasan los días y aunque intente olvidarte, olvidar tu voz, tu sonrisa, no puedo dejarte atrás, como si una parte de ti se hubiese viajado conmigo, escondida, de pasajero ilegal entre esos recuerdos que decidí traer conmigo y ni las miles de horas ni los miles de kilómetros fueran impedimento para que florecieran aquí, tan lejos, tan sin ti. Trato de no traerte a mi mente, de no relacionarte con nada, con nadie, de evitar las coincidencias.

Pero aún me resulta inevitable. Te pienso como si el universo siguiera empeñándose en hacerme recordar. Como allá, pero con cosas de acá. Sigo viendo tu nombre por ahí, por entre los libros, por las calles. Y yo me rehúso a dejarme llevar por mis ilusiones inventadas, por esa indiferencia. ¿A ti qué te importa, verdad? Al menos no eres un alimento a algo que no puede ser. Al menos eso me hace sentir menos estúpida. Intento no recordarte pero una parte de mí intenta no olvidarte.




Mira, no te pido mucho. Como suelo hacerlo, vivo a punta de migajas, de recuerdos y de historias inventadas. A punta de no mucho. Y hace mucho que no te pido nada, así que hoy solo te pediré que me dejes sostenerte la mirada un poco más. Que me permitas hablarte con los ojos, decirte todo lo que en palabras no he logrado definir; que me veas solo a mí, así sea de forma distante y lejana, que dejes un poco más de tiempo la puerta a tu mundo perdido y hermoso, ese instante de melodía azul, de felicidad en clave de sol. Sé que por razones técnicas no puedes regalarme más de unos cuantos segundos de tu mirada, que guardo y magnifico en mi memoria como si de estos dependiera la rotación de la tierra, el paso de las cuatro estaciones, que mañana amanezca y que deje de llover en mi corazón… Entonces esos segundos, momentos que son más míos que de nadie, los atrapo en el aire y los guardo en una cajita en donde también tengo guardados los demás recuerdos de ti, los que uso para sonreír, para seguir, para escribir…

Reencuentro


Con la  incertidumbre de saber si lo había dejado atrás como un recuerdo se enfrentó a la realidad de darse cuenta de que no era así. Esa duda la perseguía, había intentado no pensar en él y casi que lo logró, de no haber sido por las constantes señales que se lo recordaban. Lo vio mientras caminaban entre la multitud. Ya no le sorprendían las coincidencias y menos cuando tenían que ver con él. Se estremeció al descubrir que él la había visto que sonreía. Bajo la mirada para que no notara que ya sabía de su presencia pero era muy tarde, él ya lo sabía. El inevitable saludo se dio con una sonrisa viajera. Que perdía a su destinatario a medida que la gente se interponía en el camino de los dos.

Más cambios



Vaya que mi vida torna unos giros extraños. Por ejemplo, hace unos años, no me veía viviendo en Bogotá. Y no porque no lo quisiera así, sino simplemente porque habían más lugares, los de siempre. Bogotá era como aquel lugar deseado, con tantas cosas para mí. Por cosas de la vida, éste fue el lugar en el que ahora vivo y en medio del caos, el transito, y la rutina; de los inconvenientes, de los obstáculos yo vivo feliz en Bogotá.

Eso, para nombrar un ejemplo. No sé porqué siento que los ciclos en mi vida son más cortos que en la de los demás, porque hace un par de meses tuve que vivir algo muy parecido. Definitivamente lo único constante es el cambio, nunca sabremos qué pasara mañana…

Después de mi cirugía, empezaron a surgir otros cambios. Era como si removiendo el tumor en mi cabeza, estuviera removiendo con él muchos otros tumores en mi vida. Los fantasmas que no me dejaban en paz empezaron a rendirse. Aunque esto fue incluso un poco antes de mi cirugía, noté que algo estaba cambiando, algo positivo y de hecho eso es lo que está ocurriendo.

Desde hace un tiempo he optado por verle el lado positivo a los cambios. Después de un muy ajetreado 2011, de tantas cosas que cambiaron y de todo lo que me ocurrió, no pienso sino en eso, en que es bueno no amargarse tanto, que la vida es muy frágil, que es corta, que es hermosa, que no hay que criticar tanto, ni juzgar tanto. Que hay que pensar menos y analizar más…

Creo que todo eso se vio a raíz de mi enfermedad. Tantas cosas se desprendieron de ahí, desde mis cambios de temperamento, mis ataques de pánico (¡Estúpida tembladera!) el hecho de que mi vida pendiera de un hilo; que mi papá, lo más importante que tengo en el mundo, sufriera un pre-infarto por eso mismo, que el resto de mi familia sufriera por mi culpa. A raíz de todo eso enfrenté perder amigos cercanos por un malentendido estúpido. Me sentía tan sola en el mundo que me deprimí. Pero bueno, las cosas pasan por algo, got it. Luego los problemas económicos. Estar casi en la calle por un embargo que era prácticamente un error, tener que vender uno de los apartamentos, mi preferido. Este hecho, por materialista y bobo que suene, hizo que cambiaran muchas cosas en mi vida. Tengo que decir que todo eso lo único que hizo fue unir más a mi familia. Fue increíble vernos a todos, imaginándonos soluciones a cómo íbamos a salir de ese hueco, mis papás diciéndonos que todo iba a estar bien.

Tengo que confesar que bajé terriblemente mi promedio en la universidad y me siento muy mal por ello. Sí, me dejé afectar. Intenté no hacerlo, pero me ganaron los obstáculos. Cosa que prometo, no vuelve a ocurrir. Si la vida me ha puesto tantas situaciones a resolver, es para tomar de ellas un poco de fortaleza, no vivir en una burbujita de cristal aislada del mundo, sino ahí. Enfrentándome a él. Propósito para el 2012: Mejorar mi promedio.

Por supuesto, mi instrumento de trabajo. Él, mi inspiración. Tan lejano, tan imposible. Tantas cosas que me inspira un solo ser humano, que no conozco mucho, que la mayoría son inferencias, todo eso no debe ser normal. Pero a él le debo un poco no caer del todo en el fondo del hoyo. A él y a mi literatura, a él porque la inspira, porque escribir es en realidad huir al mundo propio, más real que el de verdad. No tengo nada en contra suya pero sé que me desconcentró un poco. Él que se adueñó de éste blog, de mis pensamientos, my daydream, a él lo culpo de mi desconcentración. Abusé de lo bien que me sentía con él, encontrándomelo casualmente por ahí, viéndolo, pensándolo, haciéndolo literatura. Me olvidé de las cosas negativas pero descuidé las importantes. Por eso también lo debo dejar a un lado. Por eso y por cosas que explicaré después.

Resumiendo un poco todo, simplemente estoy feliz de estar de vuelta en esta vuelta, una más que da la vida. Vengo preparada para todo lo que se venga, más viva que siempre, más feliz. Recordando que lo único constante es el cambio. Que espero que todo siga bien. Con muchas cosas por enfrentar, por cambiar, por dejar. Aquí estoy, armada hasta los dientes.

Hola, 2012




Empezar un año siempre crea expectativas. Después de terminar otro, en el que se sufrió, se vivió, se amó, se odió, se lloró y se vivió; hace que planeemos un año nuevo con mejor actitud, esperando lo mejor de sí. Mi 2011 fue realmente extraño. Digamos que en términos generales fue bueno, a pesar de todo se supo sobrevivir a él y aquí estoy. Lista para otro año.

A mediados de diciembre volví al juego después de una dolorosa recuperación. Tengo que confesar que imaginé que iba a ser peor. Pero gracias a mi mamá, a sus cuidados y a los medicamentos, estoy aquí, en el juego de nuevo. La cirugía fue el domingo 27 de Noviembre. Duró casi 7 horas. El post, fue terrible, fue doloroso y traumático. Afortunadamente me tenían sedada casi todo el tiempo. No recuerdo mucho los primeros 3 días. Los siguientes tres fueron un solo dolor incluyendo mi cumpleaños. Ese día no era consciente de que era cuatro, de que era mi cumpleaños. Poco me importó notarlo después. Happy b-day to me anyways…

Era como seis cuando volví a ser consciente del mundo. Pude hablar con mi mejor amigo, quien me acompañó todo el tiempo. Pasaron 10 días en los que empecé de nuevo. Como un bebé conociendo el mundo al que acaba de llegar. Retomé mis libros y mi música. Recuerdo muy bien que era 15, cuando sentía unas ganas terribles de irme de rumba, de salir, de correr, de brincar. En ee momento supe que ya era yo de nuevo. Ese día también me quitaron los puntos. Al otro día viajamos a Bogotá.  Sí, estuve en Bogotá en diciembre. Estuve ese fin de semana haciendo diligencias para la Universidad, y me devolví.

Qué alejada me sentía del mundo, de mis amigos, del resto de mi familia. Pero en el fondo sentí que necesitaba alejarme aún más. Consciente de esto, pasé todo diciembre huyéndole a Facebook, a Twitter, al celular y a todo contacto con lo real posible. Me dediqué a mis papás, a mi hermana y a los tres Juanes (Mi hermano Juan Diego, mi mejor amigo Juan Felipe, y mi jefe Juan Esteban). Me dediqué a leer, a escuchar música, a sonreír y a disfrutar.

Y hoy vuelvo. A darle la bienvenida al 2012, a repararme en algunos asuntos, a tratar ser mejor y a crecer como persona. Vuelvo a mi mundo virtual, a mi ciudad, a mi blog. A cambiar mi vida y a intentar cambiar el mundo. Bienvenido 2012, sé bueno conmigo.