Where is my mind?

Sí, sí, sí, ya sé que no debo buscarle explicaciones sobrenaturales a las cosas que me ocurren. Solo que intento ser escéptica, ante preguntas que nadie responderá. Sí, sí, sí, hablo de él y de lo que aún me pasa con él. Es que hay cosas que no puedo ignorar, por más que lo intente. Y sí que lo intento, y bueno, casi que lo logro. Pero de pronto ocurren estas cosas malditas que hacen que recuerde que él existe y no puedo controlarlas.


¿Cómo es que se adueña alguien de mi subconsciente sin hacer absolutamente nada al respecto?

Pero la queja de hoy es porque llevo tres noches seguidas soñando con él. Es extraño porque la última vez que lo vi fue hace poco más de un mes. Y me hace muy bien verlo tan esporadicamente, porque así lo pienso igual. He aprendido a que no debo pensar en alguien que no se inmuta de mi existencia. Además soy feliz cada vez que lo veo. Luego ya no lo veo y no importa. Pero entonces se me atraviesa en los sueños.

There you go Freud. El primer sueño fue un tanto... raro. Raro, porque no sé qué otra palabra usar, y porque no estábamos en una situación en la que solemos estar (HAHAHA de ser así... no estaría escribiendo esto, chiste interno). No lo quiero contar, y no porque no quiero que se me cumpla como lo dije por Twitter, sino porque... no vale la pena (aunque si se cumpliera...). Fue el sueño más nítido de los tres. La siguiente noche, soñe algo más normal. No recuerdo detalles como otras veces, sé que estábamos hablando frente a frente y que de pronto nos abrazábamos para despedirnos. Y el de anoche fue aún más borroso. Recuerdo que estaba en mi sueño, pero no recuerdo exactamente qué soñé.

En serio, si Freud viera mis sueños, hubiese deseado ser zapatero. Pero no es momento de molestar a Freud con mis bobadas. Aún así, no sé porqué putas sueño con él cuando no tengo ganas de recordarlo. No sé porqué tan seguido. No sé porqué ahora. Y no me molesta, pero no me emociona en absoluto. Muchas preguntas sin respuesta, que prefiero que sean así. En fin, seguiré con las cosas importantes en mi vida como he venido haciéndolo desde hace un tiempo, tratando de ignorar esto, y eso y aquello otro.




I just wanna fly...


Mis amigas le tienen mucho miedo a la soledad y no me gusta eso. Por ejemplo, ayer leía en el blog de una de ellas que se expresaba con ansias de encontrar a ese alguien especial con quien compartir ciertos momentos en su vida. Otra de ellas me contaba que no quería terminar con el novio por miedo a estar sola, sabiendo que el tipo la trata como trapo viejo.

Es extraño, pero yo no siento ese miedo. No sé si pase con la mayoría de mujeres, o en realidad con las que ando son demasiado hormonales pero yo no siento ese afán de que alguien llegue a mi vida. A mí me gusta disfrutar de mi propia compañía, salir por ahí sola o con mis amigos, compartir con mi familia, no sé. Eso, cuando tengo tiempo, porque si la universidad no ocupa la mayoría de mi tiempo, suelo ocuparme en otras cosas y bueno, eso no me da tiempo para dedicarle a un chico.

Odio que mis amigas sientan que deben tener un hombre al lado para sentirse completas porque yo no lo siento así. Llevo cuatro años sin un novio de verdad, es decir, he salido con un puñado te hombres todo este tiempo, con algunos por meses, pero no ha existido una relación seria con ninguno. Siempre les encuentro un pero a todos esos chicos con los que salgo. Todos tienen un defecto inquerible y entonces lo descarto.

Por supuesto, cuando aparece el que me gusta, no se puede. Igual no me amargo por eso, acepto que si ese no es el momento, ni esa la persona, entonces seguiré en mi propia compañía. Incluso disfruto eso de no ser correspondida. Me dan ganas de escribir, lo recuerdo y sonrío y no está conmigo y no importa. Y ojalá como yo, mis amigas se dieran cuenta de lo hermosas y valiosas que son, y que no necesitan a ningún hombre a su lado para sentirse completas. Y además que ese hombre que ellas buscan, las está buscando también y que llegará algún día. Yo estoy segura de eso.

Y a mí también me llegará lo mío. Puede que no ahora, ni mañana ni en un mes, pero algún día llegará. Con todo lo que me gusta y con defectos adorables. Pero mientras llega aprovecho el tiempo valioso conmigo misma, con mis amigos, mis libros, mis películas, mis canciones...



Sé que no tiene nada que ver lo que dice, pero esta canción me hace sentir feliz.
"I just wanna fly..."

Trauma

Suelo ser de esas personas que coquetean y no se dan cuenta. Y no, no es divertido sobretodo porque nunca tengo la intención de hacerlo. Pero me he dado cuenta que sí, que sucede, que este par de ojos color miel/verde/amarillo me hacen jugar malas pasadas y la gente cree que le estoy coqueteando. No, juro que no. Ni siquiera con ÉL. Tal vez si tuviera la intención de hacerlo no me saldría tan bien, en serio.

Hablando de ÉL (Sí, ÉL. Tal vez lo recuerden de otras múltiples entradas en este blog, además hace como dos entradas que no lo menciono...) Un día me dijeron que le coqueteaba mucho. El caso es que la situación era un poco rara y... se prestaba o yo que sé. Mi intención no era coquetearle, en serio. Por muy ÉL que fuese, yo estaba en mi mundo profesional y él estaba ahí (En otros mundos habría sido distinto, como en su mundo al que no pertenezco). Pero como en mi mundo profesional no es nada profesional coquetear, entonces nunca lo hice... o no intencionalmente.

No, a decir verdad no estaba cómoda ese día. Estaba nerviosa, me hacía falta mi té de coca y era un momento importante. Pero estaba feliz, dichosa de la vida en mi mundo profesional. Y como yo soy tan torpe en medio de mis nervios, tan noséloquehago, entonces efectivamente, no sabía qué pasaba con mi lenguaje corporal. Pero alguien la tenía que embarrar y me lo comentó "Oye, le coqueteabas mucho". Y yo, con lo insegura que soy, me lo tomé muy enserio. Me sentí como si lo hubiese hecho todo mal (en este punto no me interesa hacerlo bien, y menos con él. Meh. Pero igual si estamos hablando de mi vida profesional, entonces por supuesto que me afecta).

Pero como él es tan lindo, y yo tan boba, decidí preguntarle. "¿Tú crees que te coqueteaba?" A lo que me respondió algo que me dio mucha risa (por boba que soy) básicamente me dijo que no, o que él no se había dado cuenta. Re-afirmé mi postura le comenté: "O yo soy tan profesional que tampoco me di cuenta" y además le dije que él me coqueteaba más desde su mundo profesional, y negué todo este argumento con un "bueno, no" que en realidad lo usé para que no pensara que soy una ilusa. A lo que me respondió "¿Cómo que no?". Ah, qué cosas. Yo me armé de cuchillos virtuales en el celular diciéndole que prefería no creer eso. Si yo creyera que él me está coqueteando a mí sería incluso más boba, pero no. De esta bobez no bajo. El caso es que le dije que no creía pero que era un lindo y que eso me hacía feliz. Y entonces ahí si le coqueteaba y me dejó de hablar y... ¿Ven por qué no coqueteo cuando quiero? Porque no resulta.


Marilyn


"Una chica inteligente besa, pero no ama, escucha pero no cree y se va antes de que la dejen.” Dice Marilyn mientras este corazón de radio la escucha con cuidado. La señorita Monroe nunca fue uno ejemplo a seguir para mí. Detrás de esa linda carita y esa esencia sexual que transpiraba al caminar y que la volvió símbolo del deseo, se escondía una imagen negativa, sufría de desórdenes de personalidad y ataques de esquizofrenia leves. Además, su carrera como actriz no es muy destacable. Admitámoslo.

Sin embargo, como loca que que se respete marcó la vida de muchas personas. Además era carismática, los tenía a todos a sus pies, sembró una carrera y trascendió hasta el día de hoy sobretodo en la cultura popular por encima de actrices más talentosas. Sí, Marilyn supo como hacerla. Y también tenía su lado filosófico. Y esta es una de sus frases, que recuerdo en especial en donde hay chicos involucrados.

Vamos por partes. Una chica inteligente besa pero no ama. No, querida Marilyn, no estoy de acuerdo. Yo soy más partidaria de John Lennon cuando decía que all you need is love. All we need is love. Una chica inteligente besa y ama, pero sabe hasta qué punto ama. Sabe cuando dejar de amar. Una chica inteligente no se muere de amor. Una chica inteligente ama y usa ese amor, para escribir, para dibujar, yo que sé. Pero una chica inteligente ama. Ama más y mejor que cualquiera.

Una chica inteligente escucha pero no cree. Sí. Estudiar Comunicación Audiovisual y Multimedios, sobretodo la parte de 'comunicación' me ha enseñado que hay que dudar SIEMPRE de lo que se oye. Siempre. Especialmente si provienen de un par de labios masculinos sexys. Todo lo que oigas será puesto en duda hasta que hayan las suficientes razones para creer. Uno no escucha con el corazón sino con los oídos. Por eso es que una chica inteligente sabe que el amor no te puede cegar ni te puede dejar sorda.

Y claro, una chica inteligente se va antes de que la dejen. O bueno, al menos se dignifica cuando la dejan. Porque saber que lo van a dejar a uno es muy difícil. Sobretodo cuando el tipo está bien acomodado en la relación y prefiere la costumbre de estar con uno así este mamado de verle la cara a irse y emprender nuevos rumbos. No es muy difícil saber cuando el tipo está aburrido. Ellos son evidentes así no intenten serlo. Pero yo creo que esto de irse antes de que lo dejen también lo incluye a uno. Yo prefiero estar sola que en una relación en la que estoy aburrida porque el tipo no es el de antes o porque las cosas ya son tan monótonas que qué mamera.

Tal vez no sea tan experta como Marilyn, ni la chica inteligente que ella describe. Es más, en cosas asuntos de ELLOS, soy una estúpida. Sin embargo, este es mi punto de vista del asunto. Todo debe tener su truco ¿No? Por algo Marilyn los tenía a todos detrás y yo... yo tengo un Golden Retriever llamado Akash. Y bueno, tampoco estoy tan buena como ella... está bien, olvídenlo.

What a moment to be alive!

Otra vez siento la estabilidad en mi vida que buscaba desde hace tiempo. Con los ojos cerrados reflexiono y sonrío porque todo indica que al fin este sí es el lugar, y este el momento de estar aquí. Con nostalgia termino otro semestre en medio de cámaras y guiones, de Freud y Eco, de cabinas de radio y estudios de sonido, entre música y cine, entre literatura y vida. Quizás el mejor semestre de todos, con tranquilidad personal, después de aprender tanto de esa parte de mi vida.


Agradezco que desde el principio de año me haya convencido a mí misma que tenía que llevar la sonrisa puesta, tenía que decir menos, tenía que escribir más. Finalmente todo se estabilizó en mi vida. Los momentos de crisis no faltan y realmente no importa porque sin ellos, no valoraría tantas bendiciones. Un pintor argentino amigo mío justo me decía: "Anita, para pintar un nevado hay que empezar aplicando una capa de base negra para que se note la pintura blanca sobre el lienzo. Es como en la vida, vos no apreciarías los momentos felices si no existieran los oscuros."


Y no solo noté que es cierto, sino que aprendí a que no se puede ser del todo miserable. Que al final hay una luz que me acompaña en los momentos más oscuros y siempre que le aplique un fondo negro a mi pintura será para que resalte el blanco. También aprendí a dejar de rendir cuentas a quien no corresponde. Que a veces hay que dedicarse solo a existir, por más que el aquí y el ahora sean incómodos e invivibles. He aprendido a escuchar más a los demás y a decir menos. He aprendido a sentir menos y a recordar más. Incluso, "cada día iré sintiendo menos y recordando más" así como Julio Cortázar se lo inculcaba Horacio Oliveira en el mundo de las páginas de Rayuela.


 He aprendido a escuchar más a Aristóteles cuando dice que "La felicidad consiste en unir sabiamente la virtud, la contemplación y los bienes exteriores." Y entonces, cuando siento que no puedo luchar, recuerdo a Aristóteles. He dejado de ser tan materialista. La felicidad material es más palpable cuando se tiene menos y se quiere menos. Y entonces he aprendido a hacer lo que hago, no por lo que digan los demás sino para demostrarme a mí misma que puedo. Pero también he aprendido a atrapar mejor los momentos de felicidad, sin adueñarme de ellos, solo aprovechando lo que me sirve para ser feliz. Cuando Aristóteles habla de la contemplación, se refiere a apreciar las cosas sin intentar ser propietario de las mismas, porque cuando se intenta obtenerlas, se pierde el encanto. Y esto me sirve para los atardeceres, los lugares, las personas. También he aprendido a creer menos en todo. A ser menos ilusa sin dejar de soñar. He aprendido a mantener los pies en la tierra por más tiempo.




¡Y todo lo que me falta por aprender!


Pero no he cambiado mucho. Sigo siendo siendo yo. Sigo escribiendo porque eso me hace feliz. Sigo siendo tímida, impulsiva, sonriente, bromeo, me vuelvo loca, con mi sentido de humor que a veces pocos comprenden. Sigo siendo inentendible incluso para mí misma. Pero entonces aprendo de mi y de esos momentos en los que me pregunto ¡Qué diablos acabo de hacer/decir!. Sigo soñando con los pies en la tierra. Sigo escuchando tanta música como pueda, leyendo tantos libros como pueda, viendo tantas películas como pueda, escribiendo tanto como pueda. Sigo disfrutando los atardeceres a la salida de mi universidad. Sigo disfrutando la compañía de mis amigos. De los momentos a solas. Del viento en mi cara. De los conciertos. De los museos. De leer en los parques. De tomar fotos. Sigo disfrutando de ser quien soy.


Y entonces sonrío porque sé que finalmente voy buscando el camino que me conduce a quien quiero ser, a lo que quiero ser. Porque estoy disfrutando del viaje. Y porque sé que si me voy mañana, tengo el regreso seguro, sin nada más que una muerte no planeada que me lo impida. No estaré a la deriva como las otras veces, que si me iba, no sabría si volvería. Y con los ojos cerrados me invade una nostalgia disimulada de un semestre que se va. A la expectativa de uno que viene, con nada más esto, que vengo siendo yo.