No me gusta un solo chico, ni dos. Me gustan tres.


Ese que dijo que cuando uno deja de buscar encuentra, tenía razón. Y en cuestiones del corazón yo no andaba buscando nada porque para ser honesta, gustar de un solo chico es suficiente. No hay que buscar más, ¿para qué? al final eso que siento no es mayor cosa, si me aburro, lo supero y sigo con mi vida. Pero entonces llega alguien más que te hace cuestionar eso que sientes. Y cuando uno cree que esa maraña de confusión es manejable, aparece un tercero. Por favor, ¿no podrían meter a estos tres chicos en una licuadora, agregar azúcar y hielo (y un poquito de vodka), y servirme al chico perfecto?

Ese que dijo que donde hubo fuego, cenizas quedan, también tenía razón. No en todos los casos, pero en el mío, o en los míos se aplica. Los dos chicos que llegaron a irrumpir en la tranquilidad de lo no correspondido llegaron a mi vida después de un tiempo de olvido que no olvidó. A uno lo conozco hace un tiempo, y me gustaba hace como tres años. la vida nos unió en una linda casualidad y he vuelto a recordar porqué me gustaba en aquel tiempo. Lo del otro fue más casual. Hace un año me gustaba y salíamos, pero como aquello que no prospera se acabó. Lo volví a ver y los nervios que siento cuando lo tengo cerca me delataron ante mí misma que efectivamente aún hay cenizas. El primero no tiene novia y el segundo sí. Al primero no sé si le gusto, pero del segundo estoy más que convencida que sí. Vaya dilema.

Suelo ser una persona bastante indecisa. Sin embargo, este no es un caso de indecisión. No se trata de elegir con quién salir el sábado por la noche. Estoy en un momento en el que no me interesa salir con nadie, pero tampoco rechazo invitaciones que se vean interesantes. A uno le pueden gustar tres, cinco o veinte pero no quiere decir que quiera salir con alguno de ellos. Es cuestión de no dejarse enmarañar la cabeza con cosas que son problema solo mío y que en realidad ni me deben afectar, ni me debo ilusionar, ni me puedo envidear.

Que a una mujer de mi edad y soltera le guste más de un chico no es problema. No es justo estar desperdiciando en uno solo tantas cosas por escribir o una variante entera de sentimientos en un solo chico, ni es el único en el mundo, ni es que le interese de a mucho. Cuando las cosas intangibles son tan importantes, como lo son para mí, es cuestión de saberlas utilizar. Pero por ahora, y mientras sea divertido, me van a gustar tres chicos. O veinte o cincuenta. Al final, me opongo a mis teorías y mis ojos querrán a 20 pero mi corazón solo a uno...

El sonido de la lluvia



Como haciendo literatura con la vida, decidí correr mi cama hacia el lado de la ventana. Al no haber mucho tráfico afuera, solo se escuchan voces de personas distantes, a veces pajaritos a deshoras y otras veces mi respiración y sí, uno que otro carro que me recuerde que estoy en la civilización. Y por eso, la verdadera razón por la que por mi propia cuenta moví aquel pesado arrume de madera armada para uno hacia la ventana, fue para escuchar el sonido de la lluvia.

Me gusta el sonido de la lluvia, tan inconstante, tan incierto, pero tan melódico y poético. Es la orquestación perfecta para cualquier evento en la vida, solo hay que darle el significado adecuado y encajará como banda sonora. Es más, si se le presta atención suficiente es como si las gotitas al caer dijeran algo y con una pizca de experiencia uno llega a entenderles. O con algo de literatura en el corazón, no sé. Y corrí la cama justo por eso, porque la lluvia me inspira poesía, como si en cada gota hubiese un pianista arrullando mis sueños o amenizando los momentos que paso en mi cama. Lo lindo de que en Bogotá llueva mucho es que se parece a París. Y París es la cuna de toda la literatura más influyente. Y la lluvia debió ser background music de muchos de mis escritores favoritos. Y por eso me gusta la lluvia.

A la vez que moví la cama para tener a la lluvia más cerca, verla por la ventana, escucharla y conversar con ella; se movieron también los fantasmas de las angustias pasadas. Al acomodar la cama, tuve que también acomodar el armario, la mesita de noche y otro mueble al que no sé qué nombre asignarle. Mejor dicho, cambié todo de sitio -pero el sonido de la lluvia lo vale- y con ello, boté a la basura papeles, pendejadas varias y recuerdos que ya no servían. Al ser una habitación pequeña con muchas cosas en ella me tomó bastante tiempo asignarle a cada cosa su espacio, pero finalmente logré organizar todo para que mi mundo y yo conviviéramos en ese orden de habitación de universitario que vive solo, ese que dura dos minutos.

De ese revuelto que armé en mi habitación puedo rescatar estos puntos:
1. Mover tantas cosas se le lleva el tiempo y conforme el tiempo se mueve, se mueven con él muchos recuerdos de todo tipo.
2. Organizar la habitación de forma diferente es como organizar la vida de forma diferente, liberarse un poco de la monotonía.
3. Botar las cosas que no sirven es como botar esa parte del pasado que en el presente no sirve.
4. Encontrar cosas refundidas en cajones, en rincones que se vuelven agujeros negros temporales hacen recordar el porqué es que uno está aquí y porque sigue aquí y de aquí, para dónde es que se va.
5. Hay cosas que tienen que ir a la basura pero tienen esa carga sentimental que podría romper la bolsa y por eso se quedan con uno...
6. Uno no sabe lo que tiene (y ya no tiene) hasta que organiza el cuarto.

Al terminar después de dos días, caí en mi cama rendida, pero con el sonido de la lluvia que me susurraba que todo había valido la pena o que me sugería que vivo en Bogotá y que aquí llueve bastante. Pero que más que un ejercicio poético de literata lunática, yo había acabado de hacer todo un ritual exorcismo. A pesar de que me quedan dos meses en esta habitación, siempre será bueno organizarla de forma diferente, organizar la cabeza de forma diferente, cambiar la cama de lado, cambiar otra vez las cosas de sitio, cambiar, como quien se la pasa cambiando en todos los aspectos en la vida, como quien no se acostumbra, como soy yo. Cambiar, cambiar, cambiar. Al final lo único constante en la vida es el cambio. Cambiar mientras se escucha el sonido de la lluvia.

Además de oírla, a mí me gusta sentir la lluvia.
De no haber patrones sociales en los cuales uno tenga que estar seco todo el tiempo
o de no tener efectos secundarios en cuestiones de salud
a mí no me molestaría andar por la vida sin sombrilla.

De coincidencias y otras conspiraciones universales




Los encuentros casuales con él siempre me hacen replantear mi concepto de las probabilidades. Pero es que es tan poco posible que las coincidencias maniobren para que nosotros estemos cerca, porque hay que decirlo, la vida se esmera en desunirnos uniéndonos esporádicamente, que cuando nuestras presencias se cruzan es inevitable sentirse mágico por un momento, como por dentro, como con esperanza en algo incierto. Vivimos en el constante peligro de no encontrarnos nunca. Es extraño que él baje por ahí a esa hora justo cuando nunca baja por ahí a esa hora y entonces yo tome esa misma ruta porque no sé, se me dio y entonces nos crucemos y nuestras miradas se crucen y nos saludemos distantes, como si no nos importara que todo un universo conspirara para que estuviéramos ahí. Tal vez eso pasa cuando el destino quiere salvarnos, a mí de no ser recordada nunca y a él de ser olvidado por completo. Porque por mi parte es como si todo conspirara justo en el momento en que borro de mi mente aquel cuento de hadas que me inventé y que me hacía sonreír y ahora ya, siendo realistas o más ilusos, reemplazo en mi mente por otras pedejadas varias. Aquello que no me deja olvidar que aún existe conspira y cruza su presencia con la mía y ¡BANG! Explotan miles de colores invisibles que solo veo yo y por lo tanto solo sonrío yo. Claro, como a él le da igual que el mundo se esmere en unirnos y desunirnos y en hacer explotar colores y luego volverlo todo a su gris habitual entonces no reacciona nunca. Y no se da cuenta que eso no es normal y entonces será su culpa si el mundo se llega a cansar y pueda provocar cosas peores. Pero entonces, después de encontrarnos nos desencontramos y el mundo vuelve a ese estado de maldad en que me sigo cruzando con su nombre en vez de con él, y con esas cosas que son más él que él mismo y a mí se me da otra vez por quererle un poquito. Hasta que lo vuelva a ver.

On The Run 2012

No pienso hacer una reseña muy grande de lo que vi en el concierto de Paul McCartney ayer. Simplemente quiero decir que fue extraordinario, algo diferente a lo que vi en Brasil, pero con ciertas cosas predecibles que igual, hacen parte de su show y está bien.  Una experiencia audiovisual así no se vive muy seguido. Tuve muchos sentimientos a flote. Solo tengo esto por decir:


1. Retiro todo lo que dije/pensé sobre lo que iba a ser el concierto de Paul en Colombia. Desde la venta de boletas hasta la puesta en escena, todo me sorprendió.
2. Estuve en el hospital a la madrugada del jueves, tipo 3 de la mañana y me dieron incapacidad así que casi no puedo ir. Pero nada puede en mi contra y ahí estuve.
3. Lloré igual. Incluso más que la primera vez que lo vi.
4. El video inicial no lo recordaba. Por eso no lo escribí en mi reseña de Brasil. Pero recuerdo haberlo contado por Twitter al otro día del concierto en Brasil.
5. Al igual que en Brasil, en Colombia empezó con "Magical Mystery Tour". Perfecto.
6. Terminó con "The End". Perfecto. "In The End, the love you make is equal to the love you take..." (Dos años, y las cosas no cambian, igual no importa)
7. ¿Por qué será que en ninguno de los dos conciertos que he estado toca "Drive My Car" o "Hello goodbye y en los demás sí"? :(
8. Siempre me gusta esa parte de "Let It Be", "Live And Let Die" y "Hey Jude" además de que es una terna que ha hecho en todos sus conciertos desde hace un par de años.
9. Los fuegos artificiales de "Live And Let Die" no me sorprendieron a diferencia de cuando sucedió en Brasil, pero no dejaron de emocionarme.
10. No esperaba "Hope Of Deliverance" que es una de mis favoritas de él. (Tengo entendido que no la tocaba hace 16 años, wow.)
11. Esperaba mucho "My Valentine" y me pareció hermosa en vivo.
12. Esperaba además, más canciones del Kisses On The Bottom como "Get yourself another fool" o "More I Cannot Wish You..."
13. Dije que iba a abrazar a un desconocido en My Valentine y de hecho, lo hice (Un saludo para el Panameño que me abrazó en My Valentine. Porque el resto del concierto mis abrazos fueron de mi papá).
14. A diferencia mía, los que estaban a mi alrededor no se sabían las canciones.
15. "Here Today" Se la dedicó a Lennon y eso no lo hizo en Brasil. M-O-R-Í.
16. "Something in the way she moves..." Y me pareció ver a Harrison por ahí, acompañando a su amigo en la gira...
17. El tipo por del que estuve enamorada en el 2010 (Yes, I was) y el que me gusta desde el 2011 (Yes, I still do) estaban en la misma zona del concierto. Sí, y esa pendejada significa mucho para mí.
18. A ti, mi querido asshole que estaba un poco más adelante que yo, te pensé un par de veces. Espero que también lo hayas hecho. Y... 
19. A mi papá le agradezco por ser la mejor compañía del mundo. Por compartir mi amor por ellos cuatro, por enseñarme a escucharlos y a quererlos. Por ir conmigo y hacer más especial ese momento. Porque me vio llorando y lloró conmigo. Y me abrazó mucho. Te amo papi.
20. Y finalmente Sir Paul, gracias por hacer historia en nuestro país. Por la oportunidad de poder verlo otra vez en tarima, por ser esa persona tan noble, por tanta magia. Por enseñarnos que el amor es lo más importante.

Paul McCartney, 19 de Abril de 2012
Estadio El Campín
Foto tomada de Terra Colombia.

Up and coming 2010

Ladys and Gentlemen, A Beatle!
Paul McCartney, Estadio Morumbi, Sao Paulo-Brasil
22 de Noviembre de 2010
Aprovechando el furor que trae la venida de Sir James Paul McCartney a Colombia, como quien espera un redentor anunciado por algún profeta, con 17000 boletas vendidas en la primera media hora de venta oficial, boletas para ingreso al mismísimo reino del rock a ver a su rey, voy contar a mi manera, ese 22 de Noviembre de 2010 en que yo puedo decir que fui al cielo primero que muchos, y lo vi a él, primero que muchos. In your faces, bitches. 


Quienes me conocen lo suficiente saben lo mucho admiro a The Beatles por todo el aporte a la música, desde que se arriesgaron a llevar su sonido por otros horizontes por allá en los 60's estandarizando elementos de lo que es la música hoy en día. Desde ritmos y acordes, hasta letras son obras de arte que aún siguen siendo motivo de admiración para los cuatro de Liverpool por millones de personas alrededor del mundo. Un fenómeno que nunca morirá. Como decía George Harrison "The Beatles will exist without us".


Y Harrison tenía razón. Aunque la banda dejó de existir hace más de 30 años, la Beatlemanía sigue siendo fenómeno hasta el día de hoy. Con Paul McCartney por un lado forjando carrera luego de The Beatles con la banda Wings acompañado de su esposa Linda y ahora de solista; y por el otro lado Ringo Starr que también como solista y productor ha tenido un éxito cosechado con la ayuda del éxito que ya tenía con The Beatles. Y bueno aunque John Lennon y George Harrison ya no estén por aquí, también los recordaremos siempre.


Más o menos a finales de agosto de 2010 me enteré que Paul McCartney iba a estar en Argentina y Brasil en noviembre con su gira "Up and Coming 2010". Mi padre, más emocionado que yo, empezó a planear lo que sería mi regalo de cumpleaños. Inicialmente nos íbamos los dos para Argentina a ver al Beatle en concierto. Todo iba perfecto, pero por cosas de la vida no pude ir a ese concierto con mi padre. Recuerdo que me puse realmente triste porque sentía que se me escapaba la única oportunidad de ver al ex-bajista de los Fav-Four (A.k.a. The Beatles, para quienes no saben que les decimos así de cariño). Pero la vida no es tan mala. Unos días después tomaba un avión rumbo a Sao Paulo. Eso sí, me costó un ojo de la cara del que aún me estoy recuperando. Y también una pizca de sufrimiento. Pero aseguro que no me arrepiento de aquella travesía.


Atardecer en Sao Paulo, Brasil aquel 20 de Noviembre de 2010
Llegué a Sao Paulo un 20 de noviembre, el concierto era el 22. Ese mismo día me di un par de vueltas por el hotel porque supe que ya estaba en el país y ya saben, "uno nuuunca sabe" se cruce por el sir que salió a la tienda o a darse una vuelta por el vecindario. Pero no lo logré. Al otro día era la primera fecha de la visita del Sir a Brasil, así que debió haber estado ocupado, yo que sé. 


El 21 me dediqué a pasear Sao Paulo con la gente con la que iba, unos amigos de mi papá de argentina que tampoco lo vieron allá -y compartimos dolor- y otra gente de Brasil -con quienes no nos entendimos mucho, pero supongo que nos caímos bien por la causa en común que era el concierto-. Como anécdota recuerdo que ese día estábamos almorzando en algún restaurante y me encontré a los chicos de Cobra Starship a quienes había visto hacía un poco más de un mes en el Festival Nem Catacoa en Bogotá y para alegría mía me recordaban. Y aunque no hablamos mucho, fue lindo. Luego de eso, paseamos más la ciudad y al finalizar, terminamos jugando Rock Band, la versión de The Beatles por supuesto, en un bar muy rockero1 donde había tocado antes una banda en tributo a The Beatles (Muy Beatles mi paseo a Sao Paulo, muy Beatles mi vida).


Y entonces... Llegó el 22. 


READY TO THE SHOW!





Esta era la pequeña fila detrás de nosotros.
Afortunadamente madrugamos.
No había podido dormir mucho. La emoción me invadía y se adueñaba de mí, pero no me quitaba las energías. Llegamos temprano al Estadio Morumbi a hacer fila, para poder quedar muy adelante. Desde antes que se acabara el concierto de la noche anterior, ya había gente haciendo fila, sin embargo llegamos a buena hora porque después de nosotros un río de personas empezó a inundar la entrada del estadio.


La fila no fue tan agobiante, a decir verdad. Todos empezamos a cantar canciones de los fav four, que era la mejor forma de compartir un sueño que nos unía a todos en la fila. Era como si fuésemos un solo ser en una sola canción. Desde Hey Jude, hasta Live and Let Die fueron entonadas por unas horas y no por muchos pulmones sino por muchos corazones. Y eso no es nada. Nos esperaba la sorpresa mayor...


¡Sorpresa, y'all!


Ante la mirada expectante de quienes hacíamos la fila apareció la viva imagen de la razón por la que nos encontrábamos en ese lugar. En una camioneta negra, se asoma y nos saluda. Muchos lloraban. Primer contacto con el dueño de nuestra noche que estoy segura que no solo fue inolvidable para mí. Un par de segundos de profunda admiración el mismo Sir nos saluda y se aleja en medio de una sola voz que coreaba "¡Paul!, ¡Paul!, ¡Paul!, ¡Paul!, ¡Paul!..." Pero ya lo mejor estaba por empezar.
Y entonces así quedé.

Después de semejante sorpresa, no nos quedaba sino esperar. Las ansias aumentaban, como si con aquel evento, en vez de calmar a la fiera expectante, nos lo hubiese alimentado. Algo que solo entienden los verdaderos apasionados. Otro momento compartido con miles de desconocidos que se convirtieron en mis cómplices y mis compañeros.


Al entrar me sentí especial. Es que, es tan diferente; tan, tan diferente ver un concierto en Brasil que en Colombia, tan diferente (Y yo estaba traumatizada por un par de conciertos unos días antes en Colombia...) que me sorprendió la amabilidad de los brasileros, que no se matan por estar en primera fila, ni por empujar a los demás, sino por estar ahí, ocupando un lugar, compartiendo con personas con una misma razón de estar ahí. Yo quedé muy cerquita, además uno de los brasileros con los que iba se ofreció a subirme en sus hombros para que pudiese ver mejor. Todo era perfecto.


Llego el momento esperado. Señores y señoras, Sir James Paul McCartney es tan grande que no necesita de presentaciones previas, ni de teloneros para sus shows (Solo se permitió telonero en Argentina, solicitado por la empresa encargada de llevar a McCartney y creo que en Colombia tendrá telonero. Igual no lo necesitaría). Don Paul salió al escenario y saludó con su mano. No necesitó notas musicales que lo anunciasen,  ¿Quién hace eso? Todas las bandas tienen un montadísimo show inicial, pero PAUL McCARTNEY salió a saludar porque no necesita tanta parafernalia. Todo un rey.


Las notas de 'Magical Mystery Tour' empezaron a entonarse al compás de nuestros corazones emocionados. Yo tenía los sentimientos florecidos. Aún no sé con claridad cómo explicar ese momento, lo recuerdo y siento un nudo en la garganta que se me mueve a los dedos. Aún se me encharcan los ojos. No sé como llamar a eso, pero estoy segura que era algo bueno que guardaré por siempre en mi memoria... "Roll up, roll up for the mystery tour..."


Señal de la paz mientras sonaba 'Give Peace a
Chance'. Al final volaron globos blancos.
En seguida vino 'Jet'. Un clásico de su desaparecida banda Wings. Se terminó y tuvo tiempo de saludarnos con palabras "¡Boa Noite!" y otras cosas que no entendí (o no recuerdo). Lindo detalle hablar en portugués. Todo muy hermoso. Y después casi se me sale el corazón (Pero no se salió porque lo necesitaba bien puesto). "CLOSE YOUR EYES AND I KISS YOU,TOMORROW I'LL MISS YOU, REMEMBER I'LL ALWAYS BE TRUE" Canté y lloré 'All My Loving' como nunca, una de mis favoritas. Esto apenas empezaba y yo tenía el corazón alborotado.


Luego vinieron 'Letting Go', 'Got to Get You into My Life', 'Let Me Roll It' (Que la mezclo con 'Foxy Lady' la de Hendrix) 'The Long and Winding Road', 'Nineteen  Hundred and Eighty-Five', 'Let 'Em In', 'My Love', 'Two of Us', 'Blackbird', 'Here Today', 'Bluebird', 'Dance Tonight', 'Eleanor Rigby'.


Homenaje a George en 'Something'.
Quiero enfatizar en uno de mis momentos favoritos de aquel día. El sir empieza a hablar otra vez en portugués2 algunas palabras que no entendía, pero atando cabos alcancé a entender "homenagem" y "amigo George". Comienza siendo tocada por él solito acompañado lo que pudo ser una mandolina o un ukulele "Something in the way she moves... attracts me like no other lover..." Y al finalizar aquel estribillo que dice "You stick around and it may show... I don't know... I don't know" Haciendo honor a su amigo de triunfos y dándole las gracias por todo lo vivido aparece una imagen gigante de los cuatro Beatles detrás del Sir. Luces de colores encienden el momento y junto a ellas se unen los músicos de Paul. Él cambia su mandolina o ukulele a guitarra y la canción sigue. Con el correr de Something seguían apareciendo imágenes de George en diferentes momentos de su vida junto a Ringo, John y Paul que trasladaban al público a una época que tal vez ninguno vivió pero que nos convertía en unos extraños del presente. Un viaje en el tiempo a finales de los 60 donde en Liverpool se unían cuatro chicos soñadores a cambiar el mundo. Y ahí supimos que el Sir no estaba solo. Un pedacito del alma de cada uno de The Beatles viajan con él siempre. Y estaba George ahí en Morumbi viendo como celebrábamos que algún día existió y nos cambió la forma de ver la vida a muchos.


Luego siguieron 'Sing the Changes', 'Band on the Run', 'Ob-La-Di, Ob-La-Da', 'Back in the U.S.S.R.', 'I've Got a Feeling', 'Paperback Writer', 'A Day in the Life' (que mezcló con Give Peace A Chance), 'Let It Be' (Preciosa, aquí empezó a tocar su piano de colores) 'Live and Let Die'Hasta ahí, como ven hizo una variación entre canciones de The Beatles, Wings y sus proyectos como solista. En realidad canté unas más que otras y me hubiese gustado escribir sobre cada canción, pero mis palabras no le hacen honor a mis recuerdos y a lo que siento... 


"Remember to let her into your heart
then you can start to make it better"
Y entonces "Hey Jude... Don't make it bad... take a sad song... and make it better..." Estoy casi segura que si alguien no había llorado hasta este punto, aquí no se salvó. Ante el piano de colores El Morumbi no se inundó porque eramos más espíritu que lágrimas, y si alguien no lloró fue porque en realidad no entendía el sentimiento que prevalecía. No me pregunten cómo estaba yo. Ese "Na, na, na, na, na, na, na, na, na, na, na, na, na... HEY JUDE"3 final se debió escuchar en todo Brasil, mientras en Morumbi se llenaba de papelitos de colores de su bandera. Exploté de felicidad al igual que los papelitos que volaban por el aire.


De pronto, el Sir desapareció. Aún el teatro no se calmaba, cuando empezó a 'Day Tripper', y en seguida 'Lady Madonna' y 'Get Back'. Y para finalizar 'Yesterday', 'Helter Skelter', 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band' y 'The end'... "And in the end, the love you take is equal to the love you make..." Fue la enseñanza que me dejó Paul ese día. Se despidió con besos, dejándonos el corazón extasiado lleno de amor que él recibió y que, espero yo, lo haya sentido. Se despidió para finalizar la noche de nuestras vidas. Gracias Paul por todo eso.


Debo destacar del Sir, que es una persona muy sencilla, sonríe y es muy dinámico. Hablaba entre canciones, jugaba e interactuaba con su público y hasta bailaba (Resaltando que por andar bailoreteando la noche anterior, se enredó con los cables y se fue de... jopo) Y todo eso a sus 68 añitos. 


En una semana lo veré en mi país. Debo confesar que no quería arruinar el recuerdo que acabo de plasmar, por lo que había considerado no ir al concierto en Bogotá. Pero ¿Cómo me lo voy a perder? y además, nada me dañará ese 22 de Noviembre de 2010. Sé que no será lo mismo, pero será hermoso también. 


PD: Fue triste que no cantara 'Drive My Car' y 'And I love her' porque son de mis favoritas y supe que la cantó el día anterior. Ah, pero quién se queja después de semejante show...




1 Si me preguntan, yo tampoco sé porqué los brasileros van a jugar Rock Band a los bares (?). Igual se pasó bueno.
2 Muy lindo el detalle del Sir de hablar en portugués pero por Dios, yo quería entender lo que decía. Debió hablar en inglés un poco más.
3 A propósito, me contaron que en esa parte de la canción en el concierto en Argentina, todos sacaron un papel blanco que decía "NA" y se veía muy bonito. Me hubiese gustado eso en Brasil también.