No me gusta un solo chico, ni dos. Me gustan tres.


Ese que dijo que cuando uno deja de buscar encuentra, tenía razón. Y en cuestiones del corazón yo no andaba buscando nada porque para ser honesta, gustar de un solo chico es suficiente. No hay que buscar más, ¿para qué? al final eso que siento no es mayor cosa, si me aburro, lo supero y sigo con mi vida. Pero entonces llega alguien más que te hace cuestionar eso que sientes. Y cuando uno cree que esa maraña de confusión es manejable, aparece un tercero. Por favor, ¿no podrían meter a estos tres chicos en una licuadora, agregar azúcar y hielo (y un poquito de vodka), y servirme al chico perfecto?

Ese que dijo que donde hubo fuego, cenizas quedan, también tenía razón. No en todos los casos, pero en el mío, o en los míos se aplica. Los dos chicos que llegaron a irrumpir en la tranquilidad de lo no correspondido llegaron a mi vida después de un tiempo de olvido que no olvidó. A uno lo conozco hace un tiempo, y me gustaba hace como tres años. la vida nos unió en una linda casualidad y he vuelto a recordar porqué me gustaba en aquel tiempo. Lo del otro fue más casual. Hace un año me gustaba y salíamos, pero como aquello que no prospera se acabó. Lo volví a ver y los nervios que siento cuando lo tengo cerca me delataron ante mí misma que efectivamente aún hay cenizas. El primero no tiene novia y el segundo sí. Al primero no sé si le gusto, pero del segundo estoy más que convencida que sí. Vaya dilema.

Suelo ser una persona bastante indecisa. Sin embargo, este no es un caso de indecisión. No se trata de elegir con quién salir el sábado por la noche. Estoy en un momento en el que no me interesa salir con nadie, pero tampoco rechazo invitaciones que se vean interesantes. A uno le pueden gustar tres, cinco o veinte pero no quiere decir que quiera salir con alguno de ellos. Es cuestión de no dejarse enmarañar la cabeza con cosas que son problema solo mío y que en realidad ni me deben afectar, ni me debo ilusionar, ni me puedo envidear.

Que a una mujer de mi edad y soltera le guste más de un chico no es problema. No es justo estar desperdiciando en uno solo tantas cosas por escribir o una variante entera de sentimientos en un solo chico, ni es el único en el mundo, ni es que le interese de a mucho. Cuando las cosas intangibles son tan importantes, como lo son para mí, es cuestión de saberlas utilizar. Pero por ahora, y mientras sea divertido, me van a gustar tres chicos. O veinte o cincuenta. Al final, me opongo a mis teorías y mis ojos querrán a 20 pero mi corazón solo a uno...

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