Mi no de hoy



Suele ser tan impredecible que no podría ponerle establecimientos definitivos a nuestra extraña relación. Con una buena excusa siempre vuelve a mí. Pero es que la que manda aquí soy y yo y resulta que no siempre quiero verlo. Y menos, cuando no me lo espero. Doy un no rotundo, que no es refutado en ningún sentido. ¿De cuántos besos me estaré perdiendo? No estoy segura. Pero no es día de recibir mi dosis.

Insisto en que no lo extraño. Él mismo se encargó de desaparecer su propio encanto y yo, que de desencantos vivo y de algún desencanto me he de morir, suelo apreciarlo de otra forma. Confieso que me gustan más los enemigos que me puedo llevar a la cama, que esos que no se pueden atrapar entre las sábanas.

Ay, loco de mierda que no sé hasta donde me deje llevar. Pero no me pienso preocupar por eso. Es usted esa clase de comodín que escojo si quiero tomar. Y hoy definitivamente no lo quiero, aunque nadie habló de mañana. Pero como hablamos de hoy diré: Decir que no es otra forma de venganza.

Pero ya que vuelve, si es que se fue, o a lo mejor no me di cuenta que se había quedado y solo necesitaba vacaciones de mi piel pues, dejemos que el juego siga. Pongamos las ganas, disfracémonos de interés. Lo mío últimamente es dejarme llevar...

De mentes bifurcadas y efímeras...

No me atrevía a volver a escribir sobre usted. Lo guardo, pero no como tesoro sino como aquel secreto furtivo que tal vez nadie más vaya a saber. A nadie le importa. Ni a mí. Lo escribo con la implícita necesidad de recordarme que así la paso mejor. Que ya no busco en nadie la eternidad, ni siquiera en mí misma. Que no es el único, ni el último.

Y ahí estábamos, una vez más tratando de tejer una eternidad en medio de un coctel de hormonas que nos embriagó. Eramos uno, pero pronto fuimos ninguno. Yo ya sabía a qué sabía usted. Y siempre me gustó, pero no lo suficiente como para diseñarlo a largo plazo. Y esa noche tampoco pintaba eterna. Salí antes de que la luz del sol nos sorprendiera.

Acepté su compañía solo para huír de la inevitable monotonía del todo. Era la mejor oportunidad o no mejor, sino la más conveniente. Justo ahora no le creo a mi criterio. No me importó que por esa boca se hubiesen paseado bocas conocidas, ni me atreví a preguntar de que huía su corazón. Todo fluyo, desde la curiosidad desmedida, esas ganas que le traía desde hace rato y un poco la sed de venganza. En un egoísmo nacido de la mezcla de todo eso me busqué la forma de traerlo a mí, o mejor, de ir hasta él.

No me arrepiento. Logré lo que quería.

Al igual que la noche anterior, esa mañana amanecí diferente. Sabía que todo había acabado. Entonces decidí que podía posar los ojos en el de la sonrisa linda y ahí se me ocurrió que debía armar el plan macabro y perfecto que lo traerá a mí, o mejor, que me llevará a él. Pero despacio, no me quiero convertir en una con mil noches y pocas experiencias.

Poco pasó para que me volviera a encontrar con sus ojos indiferentes. Yo le aporté al encuentro la menos sincera de mis sonrisas. Poco duró tan incómodo cruce. Igual, debo decir que algo me hizo sentir que tantos momentos de ciencia y filosofía hubiesen muerto en ese último orgasmo. Antes que ser amantes éramos compañeros de locuras. Para algunos las soledades se hicieron para estar solas, y hacerse compañía de vez en cuando.

Usted volvió a mí cuando ya no lo buscaba. Cuando el azar armo un desastre y nos teníamos que ver el
mismo día, a esa hora, en la misma clase. La única, y yo espero, última coincidencia académica. El momento perfecto, justo ese último instante de ya no vernos nunca jamás. Y aquí lo suprimo, en medio de palabras que justifican su efímera presencia, la que alguna vez me hizo creer que era distinto. Al final ya no lo creía y eso hacía aún más perfecto lo imperfecto. Pensar que alguien es distinto es la mejor forma de darse cuenta que es igual al resto.

Saudade



Mi antiguo blog. Como autostalker furtiva me da curiosidad este lugar y lo visito muy seguido últimamente. Desde que lo dejé, he decidido escribir en otra parte, una plataforma distinta que me da posibilidades así de distintas, con otras temáticas, pero eso sí la misma autora con la misma intensidad de escritura. Aún así sigo volviendo aquí a releerme. Este blog es como una parte de mí tan distinta a lo que creo que soy ahora. Y me da eso que se llama en portugués "Saudade". Sigo volviendo porque hay una parte de mí que extraña esa antigua yo, más ingenua, genuina, inocente y optimista. Más feliz, de cierto modo. O menos triste. Más abierta al mundo. Pero había algo no tan positivo aquí que dejé atrás. Y lo que soy ahora reahora escribo lo refleja.

Me gusta que mis sentimientos no determinan mi camino, que soy más realista, más analítica. Ahora leo cosas que antes no se me ocurría leer, aprendí a escuchar mejor a la gente y entonces a no expresar tanto lo que siento. "Knowledge is power" dicen por ahí. Siento que entre más sepan los demás de ti, más vulnerable eres. Mejor que sepan de lo que sabes y no de lo que sientes. Aún sí vuelvo a mis antiguos sentimientos indemnizados en texto y hay algo que me hace sentir nostálgica. El sentimiento saudade se apodera de mí cuando leo el río de historias aquí.

Creo que hay algo muy mío aquí que no deja que me vaya del todo. Hay una parte en mí encerrada que quiere salir, como lo hacía antes y como quiero que siga sucediendo. Por eso quisiera volver. Redimirme a mí misma y buscar palabras que tal vez necesito decir, pero ya no lo hago por no admitirle al mundo que sigo siendo la niña risueña, poética y soñadora.Y para eso el blog sigue aquí. No es como la gente que uno nunca sabe cuando estará, el blog siempre está aquí. Y sigue teniendo todo eso que alguna vez fui.

Ya no me importa nada. Voy a aprovechar los dos espacios que creé para meter todo el desorden mental de dos distintas formas. Este, mi estéreo será para mi bien psicológico y el otro, mi globo para mi sed intelectual y cosas menos personales. Y que los lea el que quiera. Todo será en pro de organizar mi cabeza, de armar este rompecabezas, de poder seguir creyendo en mí. Hola, Antiguo blog. Gracias por aún estar aquí.