Mi no de hoy



Suele ser tan impredecible que no podría ponerle establecimientos definitivos a nuestra extraña relación. Con una buena excusa siempre vuelve a mí. Pero es que la que manda aquí soy y yo y resulta que no siempre quiero verlo. Y menos, cuando no me lo espero. Doy un no rotundo, que no es refutado en ningún sentido. ¿De cuántos besos me estaré perdiendo? No estoy segura. Pero no es día de recibir mi dosis.

Insisto en que no lo extraño. Él mismo se encargó de desaparecer su propio encanto y yo, que de desencantos vivo y de algún desencanto me he de morir, suelo apreciarlo de otra forma. Confieso que me gustan más los enemigos que me puedo llevar a la cama, que esos que no se pueden atrapar entre las sábanas.

Ay, loco de mierda que no sé hasta donde me deje llevar. Pero no me pienso preocupar por eso. Es usted esa clase de comodín que escojo si quiero tomar. Y hoy definitivamente no lo quiero, aunque nadie habló de mañana. Pero como hablamos de hoy diré: Decir que no es otra forma de venganza.

Pero ya que vuelve, si es que se fue, o a lo mejor no me di cuenta que se había quedado y solo necesitaba vacaciones de mi piel pues, dejemos que el juego siga. Pongamos las ganas, disfracémonos de interés. Lo mío últimamente es dejarme llevar...

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