Fundamentos de las autoexplicaciones



Estar en el mundo audiovisual me ha enseñado a conocer mejor cómo funciona la vida. O bueno, no puedo decir algo certero de cómo en realidad pueda funcionar, pero al menos la carrera que me aventuré a estudiar, me ha dado elementos para ver la vida desde un punto de vista diferente porque creo que nadie sabe cómo funciona esta vaina.

Para realizar una pieza audiovisual, es necesario conocer cómo funciona el comportamiento humano. Este comportamiento es construido a través del tiempo de vida de cada persona y actúan factores tales como la herencia genética, el entorno social y cultural, los gustos personales y el estado psicológico (hablo de estado psicológico, no por el nivel de sensatez y cordura, sino por estados emocionales que generan respuestas mentales distintas dependiendo de la situación, como por ejemplo los miedos o traumas). La parte psicológica en una pieza audiovisual es una importante raíz, ya que de lo que quiera decir el realizador y lo que el público perciba, es importante para medir el éxito del producto final. La función de artes como el cine, la música, la pintura y la fotografía es, además de entretener, educar y crear los gustos y personalidades de un público, por lo tanto es una misión de cada realizador poder entender a su público, para comunicar sus ideas de forma creativa y con responsabilidad social y que la retroalimentación sea favorable.

Y es de esta manera que un realizador audiovisual empieza a comprender la vida o lo más importante de todo, se empieza a entender a sí mismo. Personalmente, empiezo a entender cómo funcionan algunas cosas de mi personalidad que, de no haber tenido las bases que tengo, probablemente nunca habría comprendido. Por supuesto, en el camino del autoconocimiento me falta explorar muchos lados, y otros que me gustaría cambiar pero para eso tengo toda una vida. No me afano. La vida es una colección de aprendizajes a punta de ensayo-error.

En ese recorrido de aprender sobre ciertos aspectos de mi vida, vino a mí la necesidad de fundamentar lo que siento por él. Es decir, más allá de la poesía, de la literatura, estudiar la psicología humana para proyectarla en el desarrollo de piezas audiovisuales me hizo plantearme porqué siento lo que siento, qué fundamentos tengo, incluso qué es lo que siento.


Empecé haciendo una lista de cosas que me gustan de esa persona, tal como en la película '10 Things I hate about you' y fue útil, pero sin embargo no me pareció suficiente. Y entonces llegó a mí, el concepto de las sensaciones.

Las sensaciones son las recepciones de estímulos externos mediante cualquiera de los cinco sentidos, cuya posterior respuesta se puede generar de forma psicológica (como la tristeza) física (como un dolor de cabeza producido por un hecho molesto) o pueden desarrollarse de ambas formas en simultaneidad (como un ataque de pánico). En este caso, él es mi situación externa y de ahí vienen todas esas sensaciones dependiendo cómo lo perciba; Si lo veo reacciono de una forma, si lo escucho de otra, si lo abrazo de otra, si lo huelo de otra, y si lo pruebo... bueno, no sé, hasta allá no he llegado.

Y es ahí cuando entiendo que lo que más me gusta de él esa explosión de cosas que me hace sentir. Hablar de 'sentir' puede hacer referencia a sentimiento o a sensación. Y a veces solemos confundir esas dos cosas, muy diferentes. Los sentimientos, en este caso, claro, son polarizaciones que hace nuestra mente de hechos, mejor dicho, los sentimientos son un conjunto de emociones vividas con frecuencia. Por eso las sensaciones (que como ya dijimos, viene de estímulos externos) vienen primero que los sentimientos.

Todos tenemos una percepción sensorial diferente de cada persona independientemente de  la relación que tengamos con ellas. Más bien, tiene que ver más con las emociones, por ejemplo, si abrazas a alguien a quien quieres mucho pero estás molesto por alguna razón con esa persona, será un abrazo muy distinto a si lo abrazas y te sientes orgulloso.

Dicho esto y reiterando mi caso personal, lo que más me gusta de él es esa explosión de cosas que me hace sentir (hablando de sensación). Con solo percibirlo con un sentido puedo sentirlo con los demás igual. Es más, con tan solo recordarlo puedo sentir una textura, un olor, un conjunto de sonidos, una imagen suya muy particular* e incluso, puedo recordar un sabor. Es decir, él produce una sinestesia en mí que hasta ahora nadie más me ha hecho sentir. Al ser esto un conjunto de sensaciones externas explosivas y agradables y además percibidas por todos los sentidos, estar con él es así de explosivo y así de agradable. Pero a la vez, es algo muy extraño para mí. Como la sinestesia que he desarrollado con él no la he desarrollado con nadie más, aún no controlo los nervios que me produce esto y bueno, sumado a lo torpe y estúpida que soy cuando lo tengo cerca.

Además de la sinestesia, podría seguir fundamentando mi atracción hacia él con cosas que van más allá de la psicología, como las situaciones metafísicas de la que ya he hablado en este blog, pero por ahora este es un discurso que dejaré así. Como conclusión a esta maraña de ideas puedo decir que gracias a mi carrera aprendí que es importante conocer al público a quien queremos transmitir ideas, pero es más importante conocerse a sí mismo para saber qué vamos a decir.

*Dicen que cuando intentas recordar a alguien es muy difícil traer a la mente su rostro con exactitud. La mente guarda una serie de bocetos que hacen que no olvidemos el rostro de las personas que conocemos y que al recordarlas nuestra mente tenga una imagen un tanto borrosa de sus caras. Con él me ocurre que he memorizado cada parte de su rostro tan perfectamente que con tan solo cerrar los ojos puedo prácticamente verlo. 

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