Librería


De mis planes favoritos, ir a la librería de siempre. Me gusta ir sola, como si alguien me estuviera esperando, como si Hemingway o Edgar Allan Poe o no sé, Sábato o Borges quisieran hablar conmigo a solas y en medio de palabras me condujeran al fondo de su alma que son sus libros, sus letras. A veces hasta me escuchan.




Esa librería es quizás uno de mis lugares favoritos, ya que inconscientemente al llegar al centro comercial donde está ubicada, me dirijo hacia su punto exacto. Probablemente lo haga muy seguido, pues los empleados me conocen y me saludan de manera amable. Cuando dejo de ir por un tiempo, me preguntan el porqué de mi ausencia.


Al llegar me paseo por las estanterías mientras ojeo títulos y los que me llamen la atención los tomo, los huelo, paseo mi mano por sus hojas y siento su textura, la calidad del papel, leo la sinopsis y la editorial. Los dejo en su sitio y sigo. Esa es mi forma de conocer los libros que aún no adquiero "Hola, mucho gusto, soy Annie." Como si buscara que me sedujeran, que me gustaran lo suficiente para decir "Damn! I really need you!". Recorro la librería una y otra vez, como si buscara algo que se me perdió y no sé, no me fijé.


Me gustaría ver mi cara en esos momentos. Creo que sonrío mucho, no sé. Un amigo que me acompañó una vez me dijo: "Es como si tuvieras sexo casual con los libros, como si les hicieras el amor, con amor de verdad".  A decir verdad y con la descripción que hice, es como si por ellos me naciera un amor en seguida, de ese amor que no duele que no se sufre. Que si no me gustó lo dejé en su sitio que a alguien más le gustará. Ojalá así fuera todo.



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