Ce-le-bra-tion

Llegué hace una semana a esta ciudad. El tan nuevo y esperado comienzo llegó menos simbólico, como los anteriores, es más un gran movimiento que implica cambiar el ciclo llevado durante cinco años. Debo decir que el balance ha sido positivo en un 90% y ando en esa luna de miel especial que solo se vive en la ciudad en la que se inspiraron Cortázar, Borges y los demás para construir maravillosos relatos sucedidos en estas coordenadas. Es de entenderles. Hay despliegue de magia en las esquinas de la Ciudad de La Furia que hace que uno se sienta un ser nuevo, envuelto en una extraña identidad adquirida, como si siempre hubiese pertenecido aquí. Entonces me dedico a recorrerla despacio, a apreciarla, a sonreírle porque ella me sonríe de vuelta.


Y si así va a ser el resto de mi nueva vida, ni me molesto en intentar cambiarla.


Y esta fue la primera canción que escuché al llegar.

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