Venías hacia mí y mis latidos se incrementaron. Me gustaste desde el primer segundo en que frente a mis ojos se cruzó tu silueta. Seguí caminando, un poco más despacio. Quería verte sin verte, disimular aquel magnetismo instantáneo, tratando de ser yo misma. Ibas acompañado ¿Algún amigo? No me fijé, sentí que también me veías. Tu sonrisa y la mía encontraron un punto. Cuando estábamos a poca distancia nos vimos a los ojos. Yo sólo quería eternizar ese momento... nuestro momento. Mi corazón no se hallaba. Seguimos cada uno nuestra dirección y tuve que resistir el voltear y sentirte de nuevo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario