caso- no importan. A veces te alejas y no quieres dar explicaciones ¿Para qué?
Sólo contaré que fue un tiempo grato compartido con mi familia, con gente de mi trabajo y con amigos de la infancia. Dejé en Bogotá a mis amigos actuales, a mis compañeros, mi universidad, las bandas, demás gente que quiero... Mi vida (Y uno que otro troll). Claro, siempre habrá algo que no puedo abandonar. En mi caso la música y la literatura. El iPod y un buen par de libros, el motor de mi vida. Y así es como lo quise olvidar todo, me quise olvidar de todos para saber qué pasaba.
Aunque fue un tiempo corto, aprendí de cada momento, aprendí a extrañar, a valorar, a seleccionar recuerdos. Ver de nuevo a gente que me hizo daño en el pasado hizo que aprendiera a valorar. La vida te va dando lo que te mereces para que olvides el rencor. Volver a reunirme con personas que después de tantos años sigue ahí, me hizo aprender a agradecer.
También tuve la dicha de conocer a la gente de mi trabajo. El orgullo de poder pertenecer a una compañía de tal relevancia y sentir que hago algo importante en mi vida. Aún siendo una niña normal haciendo lo que le gusta. Mi semana fue completa gracias al Grupo Editorial Milenio. Nada más por decir.
Y sí, nada más por decir. Se acabó mi semana y hay que volver a Bogotá con una sonrisa, sintiendo que (casi) nada me hace falta (Hay un vacío, que por supuesto ignoraré, porque sé a qué se debe). Admito que esto fue más transcendental de lo que imaginé, hay una conexión que tal vez sólo yo puedo ver, una cadena que hizo que extrañase todo lo que dejé. Rutina, I'm back.
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